martes, 27 de marzo de 2012

Chava Flores "Picardia y buen humor" cinco discos


No se me ocurrió mejor manera de retomar este espacio que con una breve biografía y algunos discos para levantar el ánimo.
¿Y quien mejor para esa tarea, que el inigualable Chava Flores?
Salvador Flores Rivera mejor conocido como Chava Flores, nació el 14 de Enero de 1920 en el popular barrio de la Merced. Su vida aunque sencilla nunca fue fácil; al morir su padre tuvo que entrar a las listas del proletariado para ayudar al sustento familiar.
Desde repartidor, mensajero, corredor, auxiliar de contador, comerciante y ferretero.
Hasta que por cosas del destino y tras fracasar en dos negocios independientes, se asoció con un amigo para manejar una pequeña imprenta. Ahí comenzaría el principio de un gran sueño.
De esa pequeña imprenta saldría la revista “Álbum de oro de la canción” gracias a la cual, Chava tuvo oportunidad de conocer y entrevistar a muchos compositores de la época, que poco a poco fueron despertando no solo su interés, sino su gran pasión por la composición musical.
En 1952 debutó con la canción “Dos horas de balazos” seguida por la “Tertulia”, el éxito fue tal que sus composiciones llegaron pronto a los acetatos y se vieron transportadas al cine por grandes personajes idolatrados por el pueblo como Pedro Infante.
El mundo de Chava Flores era un México lleno de colorido, singularidad y folclor. Canciones que nos transportan a recordar los años de antaño, las costumbres, los dichos, tradiciones, y paisajes envueltos en nuestra cultura popular.
Imposible no sentir algo de melancolía al escuchar “Mi México de ayer” o evitar la risa con “Herculano”.
Les dejo para su deleite varios discos para descargar:

lunes, 31 de octubre de 2011

Día de muertos en México.

 
 
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos…
El día de muertos, como le llamamos en México, no es un día de llanto y dolor. Son por el contrario dos días enteros de fiesta y regocijo. En los que nuestros muertos, regresan desde el mismísimo inframundo, a pasar un rato entre nosotros. Con la alegría que significa entonces, la visita de aquellos tan amados en vida, y ahora tan añorados en muerte; se prepara todo un rito que con los siglos se ha vuelto una fuerte tradición y declarada desde hace muchos años ya como patrimonio cultural de la humanidad.

Se empieza desde luego por limpiar la casa, disponer de la mesa con un mantel colorido, decorarla con papel picado de colores y pétalos de flor de cempaxúchitl, retratos de aquellos de quienes con gusto se espera la visita, y todos los manjares, juguetes, bebidas y curiosidades que ellos gustaban en vida.



El mexicano no le teme a la muerte, el mexicano juega y se ríe con ella, nos gusta torearla para demostrarle que ella es solo un paso más de los tantos que debemos dar.

La tradición del día de muertos en México es mas antigua que la llegada de los españoles, seguramente ellos, luego, como suelen confabular con todo, hicieron que dichas celebraciones coincidieran con el los días de todos los santos, y el de los fieles difuntos. Para opacar desde luego toda la algarabía pagana de nuestra celebración prehispánica.

Las ofrendas de día de muertos son toda una fiesta para los sentidos, el olor del incienso y la luz de las velas son para mostrarle el camino a nuestros difuntos amados, igual que el olor de los pétalos de la flor de cempaxúchitl que es bastante dulce y olorosa.

Se dispone de muchos pétalos que son regados desde la entrada de la casa hasta el camino por donde esperamos que ellos lleguen. El día primero se espera a los pequeños, a los que fallecieron siendo inocentes, el día dos, a los adultos.

Aunque siendo vecinos de Estados Unidos y estando como estamos tan bañados en algunas de sus festividades, también se suele festejar el llamado Hallowen. Los niños y los no tan niños, se disfrazan, se hacen fiestas. Y usualmente se piden golosinas de puerta en puerta. Hay lugares en donde se piden dulces desde el 31 hasta el dos, hay otros, sobre todo en provincia, en los que únicamente se piden el primero.

En provincia el día de muertos es una cosa maravillosa.

Las puertas se abren de par en par y se mantienen así los dos días, es increíble entrar y dejarse envolver por aquella visión.

Tumbas cargadas de flores, dulces, comida, veladoras de todos los tamaños. Gente sentada cómodamente alrededor de sus criptas o tumbas familiares, contando anécdotas de sus muertos.

Se pasa la noche entera de la manera mas grata, entre chistes, cuentos, y hasta mariachis que cobran a la gente por dedicar a sus muertos sus canciones favoritas, aquellas que los hacían vivir la vida a sus anchas.



Para los prehispánicos, no existían el cielo y el infierno, nada de esas patrañas católicas de premios o castigos eternos, las almas recorrían un camino para encontrar descanso según el modo en el que habían muerto y no sus pecados o estilo de vida.

Al Tlalocan se iban todos los que hubiesen tenido muertes relacionadas con agua, pues es el paraíso del dios Tlaloc, dios del agua. Era considerado un lugar de reposo y abundancia.

Al Omeyocan, el paraíso del sol, se iban aquellos que habían muerto en batalla, los guerreros caídos en combate, pues es el paraíso de Huitzilopochtli el dios de la guerra. Ir al Omeyocan era una muerte digna, era un paraíso lleno de gozo, bailes y luz. Después de cuatro años, el guerrero regresaba a la tierra convertido en ave de colores para embellecer el mundo.

El Mictlàn era el lugar al que llegaban las almas de los fallecidos por muerte natural, era un lugar oscuro del que ya no se podía salir. Un lugar tortuoso pues para llegar a él, las almas debían pasar por muchos caminos y penurias durante cuatro años. Después de llegar al Mictlàn, las almas reposaban en el Chicunamictlàn, en donde una vez en paz, encontraban la calma y se desvanecían.

Al Chichihuacuauhco se iban los niños pequeños, era un paraíso en donde había un enorme árbol con frondosas ramas que goteaban leche para alimentarlos. Las almas de estos niños serian mantenidas y protegidas, hasta que la raza que habita la tierra fuese destruida por completo. Así, de la misma muerte, surgiría la nueva vida para re poblar el mundo.



Como dato curioso, los mexicanos cuando somos creativos, solemos regalar “calaveritas” ya sea de azúcar con el nombre de nuestro amigo a pariente en la frente, o en forma de versos simpáticos que hablen de nuestro allegado de manera graciosa refiriéndose a su muerte o a su llegada al otro mundo.

¡Hombre, que detallazo!  

jueves, 22 de septiembre de 2011

El Mariachi en México

Nadie tiene por cierto el origen del mariachi. Lo que si se presume es que todo empezó en Jalisco, Michoacàn, Colima, y Zacatecas. El mariachi interpreta un estilo de música muy singular casi imposible de describir, resultado del mestizaje de la colonización que ha evolucionado con el tiempo hasta nuestros dias. Incluso el nombre del conjunto es tema que causa controversia, la historia mas popular, aunque no por eso mas exacta, dice que proviene de la palabra francesa "mariagge". En México los historiadores siempre habían sostenido que la palabra mariachi es de origen indígena.
Pero no se tenían pruebas para sustentar dicha teoría.
Fue en 1981 cuando en los archivos de la iglesia se encontró una carta escrita por el padre Cosme Santa Ana, dirigida al arzobispo. En dicha misiva el padre se queja de los interminables escándalos de los "mariachis" de su pueblo que él consideraba casi como desorden público. La carta data de 1848, antes de la invasión francesa, desmintiendo por fin esa versión.
El mariachi es una tradición de fiesta mexicana, es música que alegra los sentidos y los corazones. Música que ha sabido viajar por el mundo entero para llevar un poco de México a quienes los escuchan.

Aquí les comparto un disco del mejor mariachi en México.
Espero lo disfruten.

Tinga

Hoy les traigo la receta de la Tinga con chipotle, que se suele servir sobre tostadas. En algunos estados se prepara con carne de res pero aquí en la capital la preparamos normalmente con pollo.

Ingredientes:

1 Pechuga de Pollo
1 Diente de Ajo
2 Cebollas
1 Ramita de Cilantro
2 Jitomate finamente picado
Aceite de Oliva

Se pone a cocer la pechuga de pollo con el diente de ajo, el cilantro y un trocito de cebolla, una vez lista se deshebra finamente. En un sartén se fríe el resto de la cebolla rebanada en finas rodajas con un poco de aceite de oliva hasta que quede translucida. Se agrega el jitomate y el pollo. Dejamos que el jitomate suelte su jugo y sazone la tinga. Cuando no se tiene jitomate a la mano se puede usar caldillo o puré.
Al final se agregan chile chipotle y sal al gusto. 
Se sirve sobre tostadas, acompañadas de crema, lechuga y queso.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Lotería




" ! La cobija de los pobres...El sol ¡ "






El juego de la lotería ya era viejo cuando llegó a México en 1770. Se trata de un juego que guarda muestra del arte grafico y de la cultura popular mexicana, cincuenta y cuatro figuras que ansiosamente aguardan a ser “gritadas” para ocupar un espacio real en la tablilla o en el tablero; ya no uno simbólico.
Usualmente se van colocando semillas de frijol, moneditas o fichas, sobre los personajes, las frutas o figurines, que ya han sido nombrados, hasta llenar por completo toda la planilla.
Uno de los elementos que siempre hizo indispensable el juego en los grandes salones, en las kermeses y en las fiestas, era el personal estilo que cada gritón adoptaba para nombrar las cartas. Haciendo uso de refranes, frases simpáticas y adivinanzas para que los participantes identifiquen la carta y coloquen el tan estimado frijolito.
Todos los jugadores al empezar dan una moneda o lo que se acuerde previamente, y al centro de la mesa se forma “la vaquita” que será el premio del vencedor. En las ferias o kermeses el premio puede ser un juguete o una artesanía. Igualmente cuando se juega entre adultos se pueden poner apuestas.
Un juego para chicos y grandes que ha sabido derrotar al tiempo y que a ultimas fechas, ha combatido camaleónicamente las embestidas de la modernidad. Otorgando un lugar dentro de sus cincuenta y cuatro casillas, a personajes contemporáneos con los que los chicos de hoy puedan identificarse fácilmente. Todo con tal de no perderse en el pasado. Renovarse o morir.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Personajes singulares

La Ciudad de México a finales del siglo XIX era ya una ciudad con hambre de semejar a aquellas ciudades cosmopolita de las que nos llegaban noticias por la prensa escrita, maravillandonos con sus avances y versatilidad.
Como en todas las ciudades existían personajes singulares que hacían falta para que el motor de la ciudad echara a andar todos los días.
Existían por ejemplo, los cargadores; gente que se situaba en las esquinas mas concurridas por donde pasaba gente que podía requerir de sus servicios. Se ponían una faja de cuero o tela, y con su mecapal en la frente cargaban los bultos mas pesados por cualquier propina. Lo malo, y no es por desprestigiar, algunos resultaban ladrones y como eran fuertes y veloces, desparecían en un parpadeo con todo y bulto. Así que había que estar a las vivas.
El lechero que con sus contenedores de cincuenta o veinte litros andaba con su carreta vendiendo leche por las calles, las señoras salían o mandaban a alguno de sus hijos con la jarra de a litro para comprar leche espumosa. ¡ La lechiiiiiiiiiiiiiii !
El zapatero, que cargaba con su negocio móvil en un cajón de madera sobre la espalda. Se desplazaba por las vecindades y pegaba suelas, ponía tapas nuevas, y pintaba cacles, todo, sentado en un banquillo.
¿ Recuerdan haber visto en algún lugar a los peluqueros de paisaje ? Si, esos que en cualquier árbol a las afueras de la ciudad colgaban un espejo y ya tenía puesto el changarro. Una silla para el cliente y nada mas. Lo simpático no solo era su local sino su técnica. A todo el mundo le cortaban el cabello igual, lo único que cambiaba era el largo. Tres dedos por favor, dos dedos, a mi cuatro.
El personaje chusco de la ilustración es el aguador; en aquellos entonces como hasta ahora, el sistema de drenaje ha sido insuficiente para lo que significa todo un valle repleto de cristianos. Los aguadores lo cargaban a uno de una banqueta a otra para que pudiese llegar a su destino sin mojarse el vestido largo o los zapatitos. Lo feo de emplearlos era que a medio camino le pedían a uno mas dinero de lo acordado (que generalmente era un real), si uno decía no, pues el aguador lo tiraba en el agua estancada. ¡ Jijos de su mal dormir !

miércoles, 31 de agosto de 2011

El Sol y la Luna


Hace mucho tiempo, cuando el hombre era joven y la tierra ya era vieja. Los dioses se reunieron en Teotihuacan para preguntarse ¿Quien alumbrará el mundo? Uno de ellos que era conocido por su gran ego, Tecuciztécatl, dijo "Yo alumbraré el mundo". Esta bien, pero es una tarea grande y no puede ser solo tuya, ¿Quien mas se encargará de dar luz al mundo?.
Se miraban entre ellos pero ningún otro se ofreció.
Se tú el otro que alumbre al mundo, le dijeron a Nanahuatzin, que era un dios de extraña fealdad, humilde y callado. Asintiendo con la cabeza, Nanahuatzin, obedeció de buena voluntad.
Entonces ambos empezaron a prepararse para llegar puros al sacrificio haciendo penitencias.
Cuatro días después los dioses se reunieron de nuevo entorno a un gran fuego para presenciar el sacrificio de ambos dioses. Se le ordenó a Tecuciztécatl que se tirase èl primero al fuego, pero sintiendo miedo no pudo, cuatro veces intentó y las cuatro ocasiones el miedo no le permitió entregarse.
Entonces los dioses instaron a Nanahuatzin a que fuese él quien se tirase a las llamas, Nanahuatzin cerró los ojos y se aventó.
Al ver que Nanahuatzin se había arrojado sin dudar, Tecuciztécatl se sintió avergonzado y también se tiró.
Uno de los dioses se puso en pie y señalando hacia el Este dijo "Por ahí aparecerá Nanahuatzin convertido en la luz del Mundo" inmediatamente surgió Nanahuatzin convertido en Sol.
Su luz era tan fuerte y clara que era imposible mirarle fijamente, su grandioso cuerpo despedía centelleantes rayos por doquier.
Después de él apareció Tecuciztécatl  convertido en Luna.
Existe una variante de esta leyenda que cuenta que los dioses al ver que Tecuciztécatl  era cobarde y no se atrevía a lanzarse al fuego, uno de ellos tomó a un conejo por las patas traseras y con el animal abofeteó a Tecuciztécatl. Dicen que por eso, si eres atento y miras la luna cuando es llena, se nota claramente la imagen de un conejo en una de sus mejillas.