Se trata de una construcción que hace buen honor a su nombre, un castillo majestuoso en la cima de un cerro rodeado por un bosque verde. Aunque parece escena sacada de un cuento de hadas, no lo es. Para llegar al castillo bien puedes pagar el boleto del pequeño tren o subir a pie que en compañía siempre es mas divertido. Este castillo es una de las principales razones por las que la hermosa Ciudad de México es cariñosamente llamada "La Ciudad de los Palacios", y ha sido uno de los testigos silenciosos de nuestra historia. A un lado y por encima de él han pasado guerras y dramas nacionales, que con el estilo propio y exagerado de quien los relató para la posteridad, parecen mas bien cuentos de una mente nacionalista trastornada. Por que aquello de que Juan Escutia se aventó con la bandera desde lo alto por puro amor patrio, no lo creen ni los niños de primaria. El edificio fue terminado en 1785 durante el Virreinato. A lo largo de su historia ha sufrido varias modificaciones pero siempre ha conservado su gallardo estilo. Fue en 1944 cuando se inauguró como el Museo Nacional de Historia y en ese entonces albergaba hermosas piezas, lamentablemente muchas de ellas fueron extraídas con el paso de los años y seguramente hoy, se encuentran en la casa de algunos políticos y coleccionistas del país; en su lugar han quedado réplicas y los grandes salones se encuentran convertidos en salas virtuales donde por medio de pantallas y presentaciones digitales le relatan al paseante sobre el castillo y su pasado. Nadie se salva de la tecnología. Aun así es un edificio que conserva mucha historia, cuadros hermosos, muebles originales, y que solo por su estructura, jardines, escalinatas y el hermoso Alcázar bien vale la pena visitar.
Para que accedan a sus horarios e información, aquí les dejo la pagina del museo, que también es cede de grandes eventos culturales. Hay en linea un paseo virtual para los amigos del extranjero que quieran aventarse el recorrido, e incluso existe un recorrido nocturno en el trenecito por todo el bosque, para aquellos paisanos que siempre se quejan de los horarios.
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